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16
May
10

Evaluación de Impacto de los Programas para Pyme Latinoamérica y el Caribe

21
Abr
10

La economía y el fútbol

Por José María Contreras

A propósito de la próxima realización de la Copa Mundial de Fútbol en Sudáfrica, a muchos aficionados mexicanos que compartimos nuestra afición tanto por este deporte como por la economía, nos inquieta dos cosas: en primer lugar, los costos y beneficios económicos involucrados en este evento y, en segundo lugar, cuáles son las posibilidades reales del equipo mexicano de ganar esta competición. En ambos casos, la economía y los economistas pueden ofrecer algunas respuestas.

Respecto al primer punto no hay duda que la Copa del Mundo es un verdadero negocio. La empresa de consultoría e investigación De la Riva Group estima que la Copa Mundial de Fútbol de Sudáfrica en conjunto con todos los equipos afiliados a la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) representan unos 500,000 millones de dólares. Sin embargo, la mayor parte de los economistas se muestran escépticos respecto a que la realización de un evento deportivo como la Copa del Mundo sea una buena idea, ya que los enormes costos que implica su organización (por ceremonias de inauguración y clausura, construcción de estadios, obras de infraestructura, transporte y comunicaciones y otros) parecen superar por mucho sus potenciales beneficios económicos (creación de empleos, entradas de divisas por turismo, etc.), y en muchas ocasiones el país (y/o las ciudades sedes) de este evento terminan con elevadas deudas, que al final deben pagar los ciudadanos. Sólo para dar una idea de los elevados costos que implica un evento deportivo: se estima que la ceremonia de apertura de las Olimpiadas de Beijing en 2008 costaron más de 100 millones de dólares, mientras que al menos 100 millones de chinos viven con menos de 1 dólar al día, de acuerdo a «El efecto olímpico en el comercio” de Rose y Spiegel (2010).

Por otra parte también está el argumento de que muchos de esos gastos representan una desviación de fondos para dicho acontecimiento, en detrimento de proyectos sociales, como escuelas y hospitales, que serían más beneficiosos para un país como Sudáfrica, es decir, el costo de oportunidad de realizar la Copa del Mundo es extremadamente elevado. Finalmente, se argumenta que muchos de los beneficios son capturados por empresas privadas patrocinadoras y por las grandes cadenas de televisión. En definitiva, los economistas son partidarios de que antes de emprender una tarea gigantesca como organizar una Copa del Mundo (o unos Juegos Olímpicos) deben considerarse con mucha calma y detenimiento sus costos y beneficios.

Pero, a pesar de lo anterior, muchos países están más que dispuestos a organizar este tipo de eventos: “El deseo de acoger una Copa Mundial o unos Juegos Olímpicos es insaciable” dice Jeremy Clift (en “Gol a favor o en contra”), Director de la Revista Finanzas y Desarrollo, una publicación trimestral del FMI, que dedica su más reciente número al análisis de la relación entre economía y deporte. En el caso de Sudáfrica parece que la importancia simbólica de ser el país anfitrión va más allá del orgullo de ser los primeros en organizar una Copa del Mundo de Fútbol en el continente africano, sino que está estrechamente ligado a la reconstrucción de su economía, la reducción de las antiguas divisiones sociales y raciales, y la creación de una nueva identidad nacional.

Fuente: Portada del número de marzo de la revista Finanzas y Desarrollo, del FMI

Algunos economistas han tratado de medir el impacto de acontecimientos deportivos como las Olimpiadas o las Copas del Mundo sobre el comercio, a través de cuidadosos estudios econométricos usando los denominados modelos de gravedad, y han encontrado, sorpresivamente, que sí tienen un impacto positivo, considerable y permanente sobre los flujos comerciales según The Olympic Effect”, de Rose y Spiegel (2009). Los autores rgumentan que esto parece estar relacionado con el hecho de que los países anfitriones tienden a liberalizar su comercio a partir de dicho acontecimiento deportivo, es decir, dichos eventos aparentemente inducen la liberalización gracias a las actividades o a la creación de infraestructura que traen asociada (recuérdese que México organizó la Copa del Mundo en 1986, que coincide con el inicio del proceso de apertura comercial del país y su incorporación al GATT (OMC)). Con base en lo anterior, piensan que la realización de la Copa del Mundo por parte de Sudáfrica constituye una declaración patente de que ese país se está transformando en un miembro responsable de la comunidad internacional y está enviando una señal, a sus ciudadanos y al resto del mundo, de que desea liberalizar su comercio exterior.

Respecto al segundo punto, casi siempre que como aficionados especulamos acerca de las posibilidades de que México sea campeón del mundo, arribamos a la conclusión de que existen muy pocas, y lo más que deseamos es que México haga un buen papel, que supere al de la pasada Copa del Mundo realizada en Alemania. En dicha competición, el equipo mexicano realizó una de sus mejores actuaciones, pero al final quedó la sensación de que el equipo falló en la hora decisiva: “jugamos como nunca y perdimos como siempre”. Actualmente la selección mexicana ha incluido a varios futbolistas que tienen experiencia en ligas extranjeras, especialmente la europea, y la dirige un técnico de amplia experiencia nacional e internacional, que le imprimió carácter y sentido táctico al equipo, pero aún con todo, la pregunta sigue siendo la misma: ¿Seremos capaces ésta vez de ganar la Copa del Mundo?

Parece que la respuesta a esta pregunta tiene muy poco que ver con nuestros deseos y sí mucho con las estadísticas y ¡la economía! Recientemente se publicó el libro Soccernomics (2009), escrito por los ingleses Simon Kuper, columnista del diario londinense Financial Times, y Stephan Szymanski, economista de la City University de Londres especializado en deportes, donde los autores se plantean usar las herramientas de la economía, en particular la econometría, para entender mejor el fútbol (una reseña del libro se encuentra en la revista Finanzas y Desarrollo antes citada y es realizada por Heiko Hesse, economista del FMI y exjugador profesional de fútbol del Borussia Dortmund, de la liga alemana). Kuper y Szymanski metieron cientos de datos en una computadora y corrieron modelos de regresión y encontraron que tres variables: la población, el PIB per cápita y la experiencia futbolística de un país, son los principales factores que explican el éxito de un equipo en la primera ronda de la Copa del Mundo. Sin embargo, estos tres factores sólo explican el 25 % de la variación en las diferencias de goles, y el restante 75% son elementos fortuitos o aleatorios.

Con base en sus resultados, diseñaron una lista con los países de mayor potencial futbolístico. México quedó en el lugar 78º entre 188 naciones (¡nada que ver con los rankings que hace la FIFA!), porque, según los autores, falla en dos de las tres categorías. Tiene población suficiente como para convertirse en una fuerza dominante en el futbol (como Turquía y Japón), pero el tamaño de su economía aún es relativamente bajo y tiene una escasa experiencia futbolística internacional. Para medir esto último, los autores tomaron los partidos oficiales jugados por todas las selecciones nacionales entre 1980 y 2001 y encontraron que en ese periodo, el Tri jugó 278 partidos; en cambio, Alemania, Inglaterra y Brasil, jugaron más de 750 partidos cada uno. Tampoco ayuda a México ser miembro de una confederación regional tan insular como la Concacaf que, históricamente, ha tenido poco contacto con el resto del mundo futbolístico. En entrevista reciente realizada por la revista Expansión, “Matemáticas para ganar el mundial”, Kuper, dice que: “a México le falta experiencia, enfrentarse más a menudo con los mejores equipos del planeta. La selección mexicana sólo ve el mejor futbol en las Copas del Mundo, cuando quizás ya es un poco tarde, porque hay que rendir inmediatamente”. Así que si tomamos en cuenta los resultados de este estudio, desafortunadamente no debemos ser demasiado optimistas acerca de las verdaderas posibilidades de ganar la Copa del Mundo en Sudáfrica.

Uno de los muchos asuntos que Kuper y Szymanski abordan en su libro es el dinero que despilfarran los clubes cuando compran jugadores: creen que las directivas y los entrenadores se enamoran perdidamente de futbolistas sobrevalorados que juegan bien dos partidos o que súbitamente aparecen en las portadas de los diarios, y su recomendación, que casi podría ampliarse a cualquier gerente a cargo de un grupo de empleados, es que la inclusión de un futbolista en un equipo debe evaluarse por toda su carrera (no por su desempeño de los últimos meses), debe tomarse en cuenta a jugadores que estén atravesando o hayan atravesado una mala racha pero que tengan cualidades técnicas y poner el foco en veinteañeros, que son los que ofrecen mejor rendimiento.

Javier Aguirre, técnico de la selección nacional, en declaraciones hechas en Madrid en febrero de este año confesó que ha leído el libro Soccernomics. Quizá le haya hecho caso a esta recomendación y ello explica la aparentemente sorpresiva decisión de incluir a jugadores como el Conejo Pérez, el Bofo Bautista, el Venado Medina, y otros que no habían sido tradicionalmente considerados en los llamados a la selección, y a los jovencitos Chicharito Hernández y Jonathan Dos Santos, que atraviesan un buen momento y prometen buenos rendimientos. Si El Vasco le atina, en una de esas nos convertimos en ¡campeones del mundo!, incluso contra la opinión de los economistas.

José María Contreras Castillo es candidato a Doctor en Economía Aplicada por la Universidad Autónoma de Barcelona, actualmente labora como profesor – investigador en la Universidad Autónoma Chapingo.

18
Feb
10

Para leer en tiempos de crisis

Por Arturo Herrera

La crisis actual es la más grave desde la gran depresión,  por ello no es de extrañar que un gran número de analistas financieros, periodistas y académicos hayan dedicado esfuerzos a tratar de explicarla, entender su origen y proponer soluciones.

En este sentido en los últimos dos años se han publicado un número importante de libros que tratan de dar cuenta de estos temas. Estos libros caen en tres categorías: a) los que fueron escritos por académicos destacados pero dirigidos al gran público; b) Los que fueron escritos por participantes en los mercados financieros y c) Los que fueron escritos por periodistas especializados. El objetivo de esta pequeña nota es hacer una breve lista de recomendaciones en torno a algunos de los más interesantes de ellos.

Empezaré con este último grupo, probablemente el mejor recuento de los entretelones entorno a las decisiones de política económica tomadas alrededor de las caídas de Bear Stearns y de Lehmann Brothers es To Big Too Fail de Andrew Ross Sorkin un periodista financiero del New York Times. Sorkin escribió una obra monumental (cerca de 600 hojas) documentada con entrevistas muy exhaustivas que da una idea muy precisa de lo complejo de tomar decisiones en un ambiente de incertidumbre y con la crisis desarrollándose a gran velocidad. Resulta muy ilustrativo todo el proceso de toma de decisiones coordinado entre la Fed (con Bernanke y Tim Greithner, entonces a la cabeza del Banco de la Reserva Federal de Nueva York) y el equipo del Tesoro encabezado entonces por Hank Paulson.

Figura 1

Si el libro de Sorkin lidia fundamentalmente con el manejo de la crisis, Fool´s Gold de Gillian Tett documenta el proceso de creación y boom de los Credit Default Swaps (CDS) y Collateral Debt Obligations (CDO) instrumentos que al operar en un mercado prácticamente no regulado se convirtieron en el amplificador fundamental de la crisis y en el elemento que interconectó a las partes. Al igual que Sorkin, Tett es periodista, en su caso del Financial Times, por lo que ambos libros están escritos en un estilo ameno y fácil de seguir.

En una categoría aparte se encuentran los libros de George Soros The New Paradigm for Financial Markets y de Mohamed El-Erian When Markets Collide. Soros es probablemente uno de los especuladores más exitosos de la historia, por ello llama la atención el tono reflexivo de su libro, una mezcla curiosa de  análisis filosófico, político y financiero: este fue uno de los primeros libros en salir sobre el tema por ello están ausentes algunos de los elementos que se desarrollaron posteriormente a su edición.

El libro de Mohamed El-Erian es un libro fundamental para entender los orígenes de la crisis y algunos de los temas pendientes para la construcción de una nueva arquitectura financiera. Este libro fue el ganador en 2008 del premio FT/Goldman Sachs al libro del año en materia de negocios. El-Erian es un personaje curioso con credenciales extraordinarias; uno de los inversionistas más exitosos (maneja el fondo PIMCO, el más grande del mundo en renta fija) es al mismo tiempo un economista bien formado (se preparo en Oxford y Cambridge) que pasó muchos años en el Fondo Monetario Internacional y que además escribe regularmente una columna para el Financial Times, así pues combina los elementos analíticos y de experiencia profesional que le permiten escribir un libro que en gran medida ha ayudado a fijar la agenda de reformas financieras internacionales.

Por último, un par de libros de economistas académicos, The Subprime Solution de Robert Shiller y Getting off Track de John Taylor. Como se sabe Robert Shiller es un profesor de Yale, uno de los líderes de la llamada Economía del Comportamiento, y un estudioso de los elementos que generan comportamiento irracional y dan lugar a burbujas especulativas; es igualmente el creador (junto con Karl Case) del Índice Case – Shiller de precios en el sector inmobiliario en Estados Unidos.

 Figura 2

Por ello no sorprende que Shiller hubiera sido uno de los pocos economistas que predijo la posibilidad de una crisis en este sector; el libro es clave para entender el elemento detonador del a crisis financiera (la crisis subprime) y la discusión del rescate al sector cuando menos en los términos en que se planteaba a finales del 2008.

Al contrario de Shiller, que se centra en los orígenes de la crisis, Taylor lo hace en las consecuencias de las intervenciones del gobierno en la economía y cómo ésta puede exacerbar la crisis, es un pequeño libro (de apenas 80 páginas) muy bien escrito y documentado, es el que usa más elementos técnicos de todos los aquí mencionados, (incluyendo referencias a la regla de Taylor que él creó). Un libro muy bueno, pero que tiene que tomarse con un granito de sal. Taylor como algunos otros prestigiosos economistas académicos que han pasado por el sector público (el fue subsecretario del tesoro en la primera parte de la administración Bush y presidente del consejo de asesores económicos de Bush padre) suele  a veces dejarse ganar por algunos aspectos ideológicos o políticos.

No quisiera finalizar sin hacer referencia a un libro del que, debido a que acaba de salir,  sólo he leído los extractos que aparecen en Internet, me refiero a On the Brink: Inside the Race to Stop the Collapse of the Global Financial System de Hank Paulson, el ex secretario del Tesoro de Bush y encargado de campear la crisis financiera hasta enero del 2009. Paulson es conocido por su estilo ácido y frontal y esto se ha traducido a su prosa, una mirada desde adentro al manejo de la crisis.

Arturo Herrera Gutiérrez, estudio el doctorado en la Universidad de Nueva York. Ha sido profesor de asignatura en El Colegio de México. Actualmente labora para Execution Finance en México.




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